
Este 28 de septiembre, en el Día Internacional de la Cultura Científica, la maestra Oriana Trejo Álvarez reflexionó sobre la importancia de la autonomía universitaria para garantizar la divulgación de la ciencia, esto en el marco del Congreso Internacional Falling Walls Engage Hub México, encuentro que reunió a 50 expertos de México, Centroamérica y el Caribe en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Trejo Álvarez, física con maestría en astronomía y en comunicación de las ciencias, actualmente trabaja en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) como jefa de departamento en la Dirección de Comunicación del Conocimiento. Desde su experiencia, aseguró que uno de los principales retos en la promoción de vocaciones científicas es el lento avance en la participación de mujeres en carreras relacionadas con ciencia, tecnología e ingeniería.
Explicó que, a pesar de los esfuerzos y cambios en programas académicos, todavía existe una brecha considerable. “Seguimos estancados desde hace más de 15 o 20 años; tenemos un 60 por ciento de hombres y apenas un 40 por ciento de mujeres interesadas en estas áreas. Aún cuesta trabajo que las niñas lleguen a las carreras de ciencia”, afirmó. Por ello, subrayó la importancia de que sean las propias científicas quienes acerquen su experiencia a las nuevas generaciones, pues la inspiración y la vocación surgen de referentes reales.
En este sentido, destacó el programa Despertando Vocaciones, coordinado en la UAM por la maestra Miriam Carrillo, que busca un diálogo directo entre académicas y estudiantes. A través de este espacio, las jóvenes plantean preguntas sobre la vida profesional y personal de las científicas, desde la posibilidad de combinar la maternidad con la carrera, hasta temas como los salarios o las oportunidades laborales.
Trejo Álvarez recordó que no basta con impulsar la entrada de más mujeres a las carreras científicas, sino también garantizar su permanencia. Apuntó que los problemas estructurales y el machismo provocan que muchas estudiantes abandonen sus estudios. Por ello, señaló que la sociedad debe involucrarse en cada etapa, desde las infancias hasta la vida profesional, con políticas de género que faciliten el desarrollo de las mujeres en la ciencia.
Sobre los cambios que comienzan a gestarse en instituciones públicas, consideró que cada vez es más común ver a mujeres ocupando espacios de liderazgo, como rectorías universitarias, lo que representa un referente positivo para las nuevas generaciones. “Es importante que las niñas sepan que pueden ser presidentas, astronautas, y que se lo crean. Incluso el lenguaje, decir presidenta en lugar de presidente, es un paso que influye en la percepción social”, agregó.
Asimismo, resaltó la necesidad de visibilizar todas las disciplinas, incluidas las ciencias sociales, como parte de una cultura científica que fomente el pensamiento crítico. “Así como necesitamos astrónomas y biólogas, también requerimos sociólogas y antropólogas. La idea es formar ciudadanas y ciudadanos críticos y conscientes”, comentó.
Respecto al papel de la autonomía universitaria, la divulgadora señaló que ésta permite independencia para diseñar programas y establecer vínculos con diversas organizaciones sin necesidad de seguir una sola línea de trabajo. “Esa libertad nos da crecimiento, nos abre al diálogo y a la discusión. Por eso la autonomía es imprescindible”, puntualizó.
Finalmente, expresó su confianza en que el nuevo paquete presupuestal no represente recortes para las universidades, como sucedió el año anterior. Reiteró que la autonomía no implica trabajar al margen de las instancias gubernamentales, sino establecer una colaboración respetuosa en beneficio de la educación y la divulgación científica.