
San Luis Potosí despertó este martes 30 de septiembre con una noticia que llenó de dolor a la comunidad de Mexquitic de Carmona: Miguel, un joven migrante que buscaba un mejor futuro en Estados Unidos, falleció tras varios días de agonía en un hospital norteamericano, víctima del tiroteo ocurrido el pasado 24 de septiembre dentro de un centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Miguel se encontraba bajo custodia cuando estalló el ataque. En medio del caos, resultó gravemente herido y pasó sus últimos días entubado, en coma y esposado a la cama de un hospital, sin poder hablar ni despedirse de su familia.
La tragedia se hizo más profunda porque, aunque el Instituto de Migración y Enlace Internacional tramitó una visa humanitaria para que su madre viajara y lo acompañara en sus últimos momentos, el destino fue cruel: Miguel murió antes de que ella pudiera llegar. Ahora, solo le queda despedirse de él cuando sus restos regresen a suelo potosino.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, expresó su solidaridad con la familia y ofreció apoyo para la repatriación del cuerpo. Sin embargo, ese gesto no alivia el vacío que deja el joven entre sus seres queridos, quienes lo recuerdan como un muchacho valiente, lleno de sueños y esperanzas.
EL ATAQUE EN EL ICE
El pasado 24 de septiembre, un tiroteo sacudió un centro de detención del ICE en Dallas, dejando tres personas muertas y varios heridos, entre ellos migrantes mexicanos. De acuerdo con la policía local, los disparos provinieron de un edificio contiguo, lo que retrasó la respuesta de las autoridades. El agresor fue hallado muerto poco después; los reportes preliminares señalan que se suicidó tras el ataque.
La comunidad migrante en Estados Unidos vive hoy marcada por la incertidumbre y el miedo, mientras en Mexquitic de Carmona, una madre llora la ausencia de su hijo, convertido en símbolo del alto costo que muchos pagan por perseguir un sueño lejos de casa.